Som protagonistes de “Historias minimas” a El Periódico
Una entrevista de Eva Melús con fotografia de Julio Carbó publicada el 22.06.15.
Extécnicos de Televisió de Mataró crearon Claraboia, especializada en economía social
La historia de la productora audiovisual Claraboia comenzó hace cinco años, un plazo suficiente para que una cooperativa de trabajo sea considerada una realidad consolidada. Kiko Montoro (30 años), Esteban Seras (31) y Toni Veas (31) iniciaron el proyecto cuando la tormenta provocada por la puesta en marcha de la TDT, que sacudió el mapa de las emisoras locales, alcanzó a la histórica Televisió de Mataró, una de las primeras de Catalunya. Los tres técnicos invirtieron sus finiquitos, el paro y sus ahorros personales en crear una empresa […].
La crisis ha sacudido especialmente el sector de los medios de comunicación, ya marcado tradicionalmente por la precariedad, pero cada vez son más los profesionales que ven una posibilidad de crear proyectos viables y con la suficiente libertad política en las cooperativas. En los últimos años han surgido ejemplos como la revista Alternativas Económicas, Crític o La Marea, dedicados al periodismo de investigación. O también, Contrapunt y La Factoría Náutica, referentes en su sector. No es que surjan medios todos los días, pero de 100 proyectos cooperativos surgidos en el 2014, cerca de un 10% estaban relacionados con la comunicación, apuntan desde la Federació de Cooperatives de Treball de Catalunya. Las 4.000 cooperativas catalanas generaron el 5,6% más de ocupación en el 2014 respecto al 2013 y en el primer trimestre del 2015 el crecimiento fue del 4,8% respecto al mismo período en el año anterior.
Los tres fundadores de Claraboia estaban acostumbrados a trabajar con un amplio margen de maniobra en la Televisió de Mataró. «Aquello era un trabajo, pero era también un lugar donde te dejaban hacer», explica Montoro. La cooperativa era una opción que podía permitirles mantener esa misma autonomía. «Siempre me llamó la atención, porque al final es la única vía para que el trabajador sea dueño de la empresa», explica Seras. Veas también lo vio claro. Él había dejado Televisió de Mataró un poco antes y se encontraba en Madrid, haciendo un curso sobre realización de documentales en el Instituto de Televisión Española. Había parado después de pasar por una empresa que era una Sociedad Limitada en la que yo era el único trabajador. «Las decisiones que tomaban los inversores me afectaban directamente, pero yo no tenía ningún poder», recuerda. Por eso, cuando sus dos excompañeros le vinieron a buscar para que les hiciera la web de su nueva empresa, les dijo que no era lo único que haría. Para crear una cooperativa hacen falta un mínimo de tres personas. Veas sería el tercer hombre. «Tuvimos que empezar de cero», recuerda Montoro. «Nosotros éramos técnicos. Sabíamos montar y grabar, pero no crear una empresa», explica. La Federació de Cooperatives les facilitó un servicio de acompañamiento para realizar el plan de empresa y un tutor.
Chute de energía
En el 2010, primer año de Claraboia, fue bueno. «Las teles locales subcontrataban mucho al principio y eso nos fue bien. Después dejaron de hacerlo», señala Montoro. Tras una etapa más dura, de resistencia, llegó el Premio Manuel Arroyo para Jóvenes Emprendedores de la Economía Cooperativa del 2012. Montoro explica que les fue muy bien el reconocimiento. «Un chute de energía», reconoce. También, el dinero del premio, 4.000 euros. Pero sobre todo, el asesoramiento durante un año que comportaba. «Nos hizo darnos cuenta de que sabíamos hacer de técnicos, pero que debíamos aprender a gestionar, a planificar objetivos anualmente o a definir los servicios. No es positivo presentarte como alguien que sabe hacer de todo», apunta. Claraboia es flexible. Desde Mataró atiende a particulares y también presta servicios técnicos a empresas del sector audiovisual, pero entre un 60% y un 70% de sus clientes son entidades cooperativas y oenegés. «Hay proyectos que se repiten año a año. Creo que ahora estamos recogiendo lo que hemos sembrado. La economía social es un mundo muy familiar y nos hemos hecho un nombre», opina Montoro.